La urticaria se caracteriza por la presencia de habones (ronchas) que puede o no, acompañarse de angioedema (hinchazón que provoca deformidad), que tienen una aparición repentina y una duración habitual de minutos a horas. En ocasiones, puede persistir y hacerse crónica cuando los brotes duran más de 6 semanas. Las manifestaciones descritas se clasifican como espontáneas (aparecen súbitamente sin algún estímulo que lo justifique) o inducibles (cuando hay un estímulo identificado).
Los síntomas de la urticaria son causados por la liberación de histamina y otras sustancias inflamatorias.
Estas reacciones se explican por una activación anormal de células en la piel (mastocitos y basófilos) a partir de mecanismos intracelulares y autoinmunitarios. La relación con alergia alimentaria es anecdótica.
El objetivo es lograr el control de la enfermedad hasta que desaparezca, ya que la urticaria crónica no es de por vida. Los antihistamínicos de última generación son la primera línea de tratamiento, y en casos refractarios se dispone de tratamiento biológico y en última instancia de inmunosupresores.
Nuestro acompañamiento, además de las indicaciones terapéuticas personalizadas, contribuirá a atenuar el fuerte impacto en la calidad de vida relacionada con la salud que tiene, particularmente cuando se presenta simultáneamente la urticaria inducible con la espontánea, o cuando se asocia con angioedema.
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Comité Científico de Inmunoalergia en Dermatología AAAeIC